DIA DE CAMPO EN GERARDO ORTEGA
Por Paco Gallardo
Regresamos a este paraje natural de la sierra de
Aracena. Entre las provincias de Sevilla y Huelva, muy cerquita de Santa Olalla
del Cala se encuentra la ganadería de bravo: Toros de Gerardo Ortega. Una vacada de origen Juan Pedro con
connotaciones particulares que cada vez que tenemos el gusto de sacar los trastos y paladear sus nobles y
enrazadas embestidas, emprendemos el camino de regreso soñando en volver.
Ángel Gil haciendo el toreo
En esta ocasión fueron tres vacas en jornada
matutina que nos deleitaron en una mañana muy soleada, casi de verano, en este
otoño que no se comporta como tal. Desde la placita de tientas se observaba la
camada de saca para este año, toros que estrenan cercado y que se ubican en
una jerarquías, donde las nuevas fuerzas les impulsan a medirse y establecer
orden en las diferentes costumbres que le posibilita en nuevo cercado. Todo ello se apreciaba entre tanda y tanda
que iban admitiendo, en su larga duración, las tres añojas que lidiamos.
Sebastián Ramos en una serie llena de sabor y torería
Las tres, extraordinarias, embistieron mejor por el lado izquierdo que por
el derecho. Me doy la siguiente explicación: Nosotros, presentamos mejor la muleta con la izquierda. Más simple
el muletazo, tenemos más tacto con el vuelo que es el que a la postre torea, el
que le incita a la vaca a entregarnos su primera actitud en ese encuentro que
es el cite. También en el recorrido y en el remate es el vuelo el que marca la
pauta a unos animales que tuvieron la virtud de humillar.
Con la derecha, más defensivo el toreo, más armado
el torero, sin esa exigencia de
mandarles, de templarlos tanto, el muletazo es más rígido, y es por definición
menos torero. Torear bien con la derecha es muy difícil. Manejar los vuelos por
convicción, pudiendo evitarlo, ahorrarnos ese esfuerzo delante de la cara de la
res, pendientes nosotros en ese momento de tantas cosas, y ganar seguridad que además lo permitían unos animales que se desplazan metidos en la muleta se presenta como un opción más factible que la de tener que sacar sin excusas los vuelos como ocurre con la izquierda.
José Ramón Cruz del Campo toreando pulseando con la izquierda
Es
necesario sentirse muy torero, sentir ¿qué es el toreo? y además, tener la
práctica y los trastos tan en la mano para poder hacerlo, que por ello, el toreo es cosa de Maestros. Y
nosotros como aficionados, reconocerlo, apreciar estos matices y entrenar lo
suficiente para intentar seguir proponiéndolo es sin duda enormemente
compensador y además apasionante.
Creo que este fue el matiz por el que sacamos más
partido toreando al natural con la mano de torear que cuando lo propusimos con
la mano de matar, permítanme el arcaísmo, pues es obvio que se torea con todo,
especialmente con el alma.
La próxima, se espera que sea pronto, todo apunta,
que estos matices y otros que como aficionados no dejan de concomernos y de
hacernos disfrutar, terminen puntualizándose y puliendo con el entreno en la
medida que el toreo, ahí es nada, lo permita.
Antonio Palomares haciendo del temple la mayor virtud