martes, 15 de marzo de 2016

El Toreo Solidario Valencia

EL TOREO SOLIDARIO VALENCIA

Por Paco Gallardo




     Corría el año 1957 y tras la Guerra Civil ocurre  el suceso más trágico para la ciudad de Valencia, cambiará su historia, una tremenda inundación, una enorme riada, asola e inunda no sólo de barro, sino de miseria y hambre la alegre ciudad de Valencia.



   Tras la catástrofe surgieron sentimientos solidarios en todos los rincones de España, especialmente en las comarcas más cercanas, pan desde los pueblos limítrofes y un apoyo excepcional desde Murcia que hizo que un nuevo barrio se construyera llevando el nombre de la Virgen de la Fuensanta, Patrona de Murcia y por la cual se lidian toros en dicha ciudad.


Carlos Corpas dispuesto a darle ventajas al Toro



     Festival en Murcia, otros en Barcelona, Sevilla, donde aparece un novillero que ya gozaba del capricho de la Maestranza Curro Romero, la propia Valencia, Almería, Alicante,Aranjuez o en Málaga: con Antonio Bienvenida, resultó cogido, Aparicio, Antonio Ordóñez, y los hermanos César, Rafael y Curro Girón que gozaban de un inmejorable cartel en la Malagueta.


El sexto espada, Antonio Bievenida fue cogido a puerta gayola
 y estaba en la enfermería






    Puja de trajes de luces donados por Luis Miguel Dominguín, el último que vistió el fallecido Manolo Mejías en poder de su madre, la Cruz de la Beneficencia otorgada a Antonio Bienvenida, donada por él,  un estoque de Joselito, vestidos de Chicuelo II, de Pablo Lozano...

La afición de Málaga esa tarde





Un sin fin de gestos de cariño y de solidaridad de todo el Toreo de entonces, profesionales y aficionados, incluso el propio locutor de las subastas de las donaciones se ofrece para lidiar el último novillo en el festival de Murcia.




Antonio Ordóñez en su rotunda majestuosidad en el albero malagueño


     El colofón fue un festival organizado en Las Ventas por la Casa de Valencia en Madrid, donde se lidiaron reses de Antonio Pérez de San Fernando y de Barcial, para los rejoneadores Bernardino Landete y Pérez de Mendoza, y a pie los matadores Domingo Ortega, ya veterano, Antonio Bienvenida muy longevo en la profesión y con un gran cartel en la capital, Chicuelo II que ya barruntaba nuevos tiempos tras su despedida, Julio Aparicio y Carlos Corpas que sustituía a Luis Miguel Dominguín.


Bernardino Landete


     Vemos a Landete, inventor del Par del Violín, tan frecuente en la moderna tauromaquia por los coletudos de a pie. Este gran rejoneador extrajo del Polo, deporte que entre otros frecuentaba, ciertos caballos y la posibilidad de clavar como el reglamento permitía darle a la bola en el deporte hípico.
 
   Que Domingo Ortega, y Aparicio triunfaron independientemente de las condiciones de sus reses, no fue noticia, el público de entonces, apreciaba a los matadores en consideración a sus reses. El dominador Domingo y el clásico y poderoso Julio estuvieron en lo que se esperaba de ellos, en matadores de toros, brillando la clase y el magisterios de quien ante todo no olvida que esgrime una espada; finiquitando su obra con la celeridad que todos deseamos.

   Quien si pudo demostrar su elegancia y naturalidad fue el inmenso Antonio Bienvenida con mejor colaborador.  Y ocurrieron más cosas...





   Pero lo que nos hace recordar esta parte de nuestra historia es la reciente y multitudinaria manifestación en pro de la Tauromaquia ocurrida este domingo en la ciudad del Turia.





    Otro rio, en este caso humano, ha recorrido la ciudad para desde la solidaridad y el apoyo de toda la afición, la desplazada a la ciudad y la que aún sigue silenciosa, proclamar a los cuatro vientos que vivimos en un país Libre, y exigir a los políticos que salvaguarden nuestros derechos. Y que el toro, es en la tauromaquia, donde encuentra su propia naturaleza, antes de nacer, tras nacer y al morir.





     Estos tiempos andan necesitados de una afición militante, y desde este blog, animo a los aficionados a gritar con libertad nuestra pasión por estos valores y por una cultura que ama a la vida y a la libertad, precisamente la razón de ser del Toreo.