UN DIA DE CAMPO CON MARI PAZ VEGA
Por Paco Gallardo
Disfrutamos de la compañía de la Matadora malagueña Mari Paz Vega, que cumple este año veinte de alternativa. El lugar fue la finca del ganadero Manuel Gavira en pleno corazón de la Costa del Sol. !Cuanto apetece verla de luces en este veinte aniversario en su tierra y con ganado de garantía de una vez!
Sebastián Ramos
Un día muy torero y muy malagueño, por el ganado, la plaza y los toreros, además es el tentadero más cerquita en mucho tiempo, cosa que se agradece enormemente.
José Ramón Cruz del Campo
El ganadero Manuel Gavira nos tenía apartada tres vacas que fueron excelentes. Con fuerza y casta. Todo lo que se hizo tubo mucha importancia. Lo que sin duda era una fiesta entre amigos, cuando se abrió el portón de chiqueros exigió seriedad y saber lo que se hacía, no perdonaron errores y validaron con sus embestidas serias, todo lo que se les plantearon, otorgando parabienes, unos más gráciles y otros más dolorosos, y gracias a ellos, todos aprendimos y dimos un pasito más en esta afición tan maravillosa.
Ángel Gil
Fue un lujo contar con la veterana torera malagueña que no escatimó en consejos y en quites. También disfrutamos de su toreo, con sabor, muy asentado y con una personalidad muy por encima de modismos.
Paco Gallardo
El tentadero como siempre fue un éxito organizativo por parte de nuestro Presidente Félix, invitados y viandas hicieron que la jornada tuviera algo más que exigencia, es un verdadero placer compartir esta pasión con amigos y familiares de una manera tan entrañable.
Antonio Palomares
Pero lo que no tiene desperdicio es la conversación con nuestro amigo y socio Juan Ramón Cruz del Campo a través del grupo de whatsapp donde comentamos los pormenores de la jornada, y si no; juzguen por ustedes mismos:
Todo parecía indicarme que el del pasado
domingo sería un tentadero diferente. De entrada -lo comenté en el coche cuando
estábamos llegando-, acostumbrado a asociarlo a madrugón y larguísimo viaje,
comprobé que estaba ya en la ganadería sin haber sentido ese habitual pellizco
en el estómago de los últimos kilómetros. Esto, unido a suerte de haber
disfrutado de una serie de tentaderos anteriores en los que las reses
permitieron torear sin demasiado riesgo ni excesivas exigencias técnicas, hizo que me encontrara muy tranquilo y
confiado. Demasiada tranquilidad y confianza.
Salí el primero a torear de muleta a la primera vaca con
absoluta seguridad, sin ese habitual desbordar de adrenalina. Pese a que había
arrollado a Sebastián al final de unos buenos lances con el capote, lo que
interpreté como un mero accidente, cité absolutamente convencido de que todo
sería perfecto, pero…
Podría contar la experiencia en cada uno de los cardenales
que lucimos ahora en los cuerpos los aficionados prácticos que compartimos
aquel tentadero. Allí se repartió leña por doquier. Solo Paco Gallardo, mas
experimentado, se libró con un solo pisotón.
¿Qué el ganado era malo y no se dejaba torear? Al contrario,
me atrevería a decir que uno de los mejores. Además bonito, lustroso, bravo,
con fuerza (vaya que con fuerza) y bien alimentado gracias al entusiasmo que
pone el ganadero Manuel Gavira. Lo que pasa es que eran listos, mucho más
listos que nosotros. Aprendían de cada error y, como lo nuestro es mucha
afición y poca maestría, pues eso, una castaña detrás de otra.
Gracias a la generosidad de Mari Paz Vega (ella sí, autentica
maestra, que supo educar a una vaca para que pudiéramos quitarnos el posible
mal sabor de boca) pude dar una tanda como esta, en la que no me estiro como
debiera pero, dado lo que fue, me doy por satisfecho. Gracias también a su
hermano Curro Vega, que tuvo una jornada extraordinaria de quites.
¿Conclusión? Que estoy ansioso por volver a la misma
ganadería con idéntico ganado. Salí suspenso y necesito examinarme de nuevo.
Qué cosas tiene esta afición.