Por Francisco Gallardo
Portada de la revista Pan y Toros 1896
No es sólo el pasodoble con el que en nuestra querida Malagueta se inicia el paseo, aquel que pertenece a la famosa Zarzuela, género español por antonomasia, del maestro Barbieri y que además tiene a Goya entre sus personajes.
Podemos decir los malagueños que tenemos si no, la mejor, quedémonos cortos, una de las mejores bandas de música para ver torear; para sentir el toreo. Pues, yo creo que este pasodoble, suena diferente, distinto a otros sitios, con un tiempo más despacio, y es por acompañar al andar de los toreros y se acompasa un punto, pero eso lo hace aún más singular y bello.
Suena Pan y Toros
Ver andar a un torero bien vestido y liado, entre toreros y en torero momentos antes de jugarse la vida con la luz mediterránea de esta Málaga que alumbró a pintores y que hace los colores tan vivos como la sangre que laten los corazones; es eso, ver ya de antemano como anda el matador. Sólo que se nos va el corazón, !tan temprano!, buscando al alma al oir el pasodoble tan torero, en vez de ser la mente fría y observadora. Algún día deberíamos hablar sobre ¿con que ojos ver una corrida? ¿con los del intelecto o con los del corazón?
¿Cómo se ven los toros? ¿con el corazón o con la fría cabeza?
”Panen et circenses” del romano Juvenal, poeta que hizo referencia a esta frase. Se ha significado como quizás hoy llamen al futbol, “el opio del pueblo”, su intención es peyorativa. En nuestra patria se funda una publicación que quiere utilizar y defender el término adjudicándole otro sentido.
Expresión de austeridad en tiempos de escasez y guerra
Tiberio Sempronio Graco, Tribuno de la Plebe; Catón representaba a los patricios, el otro partido, en esa época 150 a.c. en la Roma floreciente existían miles de esclavos que trabajaban en condiciones deplorables, y una parte de la población romana, los patricios, terratenientes, se dedicaban a la explotación de grandes latifundios, contra estos los pequeños propietarios, los plebeyos, no pudieron competir y masivamente se trasladaron a Roma, y trabajaron en lo que fuera, vamos lo que fuera para un ciudadano romano, muchos de ellos en criar hijos, la prole de otro; de ahí el nombre de proletario que se le dará a la clase trabajadora.
Aunque esta clase proletaria rural romana pareciera no importante, no era así, ya que eran ciudadanos y los dos partidos dirigentes pretendía siempre su afecto; así que fue relativamente frecuente que los obsequiaran, unos con trigo que repartían, otros con juegos y diversión. De ahí que mucho más tarde de la reforma agraria de los Gracos, un poeta, Décimo Junio Juvenal, que escribió importantísimas Satiras, y muy considerado por las Letras y la Historia, antes que nos invadieran las intolerancias xenófobas y feministas, pensad que la esclavitud fue abolida en España en 1812, y lo juzgaran sacado de su tiempo a este autor, al que le debemos expresiones como “¿quien vigilará a los propios vigilantes?” tan actual hoy, o “Mens sana in corpore sano” no menos actual en este mundo de fachada, o la que tratamos de “Pan y Circo” con la que se quería comprar a la plebe en la época del imperio.
Junio Juvenal a quien debemos la expresión Pan y circo.
En tiempos más recientes, a finales del siglo XIX, en una España humillada en el exterior y que se afana a sus símbolos y a su historia que es la de un Imperio donde no se ponía el sol, o de haber sido el único pueblo en derrotar al no tan lejano Napoleón; tiempos difíciles, estos de finales del siglo. Ahora frente a un imperialismo yanqui que anhela extenderse a sus posesiones de ultramar. Y una Europa, dolorida por no haberla doblegado ni con el invasor francés ni con las ideas del Despotismo Ilustrado, que quiere mirarla como ejemplo de sociedad arcaica por ser diferente, muy diferente. ¿donde la xenofobia y la intolerancia?
Guerra de la independencia de las colonias cubanas
Nace la Revista Pan y Toros, como expresión y determinación de austeridad ante economías de guerra y bloqueos comerciales y para no necesitar mucho más para seguir luchando. Nace en oposición a los otros y como reafirmación de ser diferente.
Utilizando términos de la misma revista refiriéndose a nuestro pueblo como “heroico e indomable”, quizás como nos diría Miguel Hernández refiriéndose al toro en “Vientos del pueblo”; O a nuestra nación, suena lejano, ¿verdad?
La propia revista en su editorial nos razona en una declaración de intenciones antes el uso peyorativo que le dan a la expresión de Juvenal, nos dice: que cuando dejemos de ser la nación por antonomasia cultivadora de la fiesta taurina, no seremos un pueblo excepcional, el que últimamente ha demostrado Del Bosque con sus chicos, ni la España original y fuerte que aún nos queda a todos por volver a demostrar.
Orgullo español