sábado, 16 de febrero de 2013

Sebastián Ritter, El expreso de Colombia

Sebastián Ritter: El expreso de Colombia
Por Paco Gallardo
 
 
 
 
 
 
 
 
Ritter con otro tren y aromas del café de su tierra
 
Sebastián Ritter irrumpe en los carteles de la Maestranza, la necesaria renovación.
 
Anda el río revuelto, en el campo, aún no el de los despachos, en estos prolegómenos de temporada, no sólo por los gestos que no gestas que lo hacen sonar, sino por las andanzas y esperanzas que se adivinan y hacen crujir y vibrar los railes de la necesaria renovación.
 
El ajetreo, lo trae, agárrense, un novillero, un colombiano, hijo de matador de toros, que lleva ya en su cuerpo más rotos y descosidos que muchos matadores con lustros de alternativa y cientos de corridas en el esportón. Es por echar la moneda al aire, y emocionar con su toreo a los que hemos tenido la suerte de verle delante de los toros.
 
No se arredra, sabe expresar su concepto, además parejo a su sentimiento: el que descansa en los valores eternos de la humanidad, el que ha hecho grande el arte de correr toros, el ponerse y no quitarse; y saber que al final se impone la razón a la fuerza. He tenido la suerte de verle este invierno con diferentes animales, algunos muy serios, todos con dificultad, a todos les pudo; y manejó la espada como otro colombiano, Pepe Cáceres, manejó el capote.

La fiesta necesita toreros que la despierten, que la ajetreen, que la convulsionen, que la saque de su duerme velas y de la eterna letanía del único salvador. Prepárense que es muy probable que los aficionados tengamos que correr para ver pasar a este expreso de novillero. No hace falta que anoten el nombre, lo oirán pasar.