viernes, 10 de mayo de 2013

GANADO DE MEDIA SANGRE

Con Ganado de Media Sangre
Por Paco Gallardo


Existió una época, no tan lejana, donde eran comunes estas reses, generalmente grandes y poderosas, el becerro de la portada no llega al año, y con ellas, capeas exigentes donde se fraguaron grandes matadores. Todos ellos de la cuerda del poder y del dominio, de un toreo de mando y de seguridad; y de pies.

Animales muy comunes antes de pulir por los grandes ganaderos lo que entendemos o intentamos entender como bravura. Figuras que hicieron avanzar la historia del torero se fraguaron y evolucionaron  con reses de estas características. Belmonte reconoce en la lidia de estos animales el desarrollo de las cualidades que le supondrán a su toreo, y que especialmente le propiciaron el conocimiento de reacciones y actitudes del animal, casi nada; o el propio Rafael “El Guerra” que pasará de “Llaverito”, así es como se presenta en Madrid, a “Segundo Califa del Toreo”, ahí es nada. Pues lo del apodo le viene de ser su padre el conserje del matadero de Córdoba y tener en sus manos el tesoro de las llaves de este.

Rafael Guerra, de Llaverito" a "Califa del Toreo"

También hecho en estos mataderos nos encontramos al que bautizara Gonzalo Carbajal como “El Dios Rubio de San Bernardo”, Pepe Luis Vázquez, su padre también fue empleado del matadero, y el torero, hecho en estas verdaderas escuelas de tauromaquia, un conocedor como pocos de las condiciones del toro, sus terrenos, colocación y distancias. Ese exceso de conocimiento para muchos toreros, como le ocurrió al Divino Calvo le hizo parecer medroso, cuando lo que era es sabio.

Pepe Luis vivió una época, la guerra civil, donde la disminución de espectáculos aumentó la única posibilidada de hacerse torero: los mataderos.

 Por no extenderme, en esta parte de la entrada, debería de rematar ya esta exposición de la importancia de los mataderos y de animales no definidos como bravos en la evolución del arte que tanto amamos, pero no puedo de dejar de preguntarme ¿como “El Tesoro de la Isla”, verdadero maestro de Toreros, Rafael Ortega desarrolla su tauromaquia estoqueado reses de estas procedencias, cuando el toreo es ante un animal bravo en su plenitud?


Rafael dándo nombre a su profesión realizando la suerte

Rafael sirve a la Patria en Ceuta, donde se vestirá por primera vez de luces,  y por mol de la fortuna es destinado a  la Intendencia de la ciudad, al almacén de leña, en Lomalarga,  y casualmente al matadero, allí deleitará entre otros al gran aficionado y cronista de la época el Capitán  Entrala que le facilitará torear en Motril junto al inolvidable Bojilla, uno de sus mayores partidarios. Con estos conocimientos adquiridos de la misma agreste escuela proponía el “El Toreo Puro” a todos los animales sin preocuparle su condición que para él no era ignorada. Será un paradigma de pureza y autenticidad, claro no estuvo excepto del pago del tributo, algo realmente caro. Mucho valor y mucha afición hay  que tener para alimentar a un Torero y eso es lo que tenía el arte del grande de Rafael Ortega.



 Por ello, lo lógico y normal ante tanta incertidumbre de bravura es desarrollar como tantos un toreo defensivo, diría yo, como la bravura defensiva y reservona de estos animales.

Cuando la bravura es auténtica, no es defensiva,  es de entrega, y la acometividad es sin límite, integra,  debe brotar y muy pronto el toreo que tanto nos emociona, aquel que nos dice que esto es más arte que lucha, pero sabemos que no siempre ocurre así. Cuando aparecen otros animales, debe de aparecer otras lidias y nos podrá gustar más o no, pero no deja de tener  un enorme valor. Lo importante es comprender y tener la capacidad de dejarnos de llevar por nuestras emociones. Aceptar que para lo primero hace falta un animal bravo, para lo segundo no tanto, pero en los dos casos siempre un Torero.

 Pues tras esto paso a contarles que estuvimos en la finca de la Victoria unos cuantos miembros de esta Asociación y disfrutamos enormemente del cariño de Gabi, el ganadero, de su toreo y de las embestidas de su ganado. Permítamen la osadía que les muestre nuestras imágenes tras los Dioses del toreo que encabezan la entrada.

 Antonio Domínguez

La intención de nuestra visita era torear a las reses que se dejaran o convenciéramos para que embistiesen. Nada nuevo. Antiguamente en los mataderos, primas Escuela del toreo era algo parecido y ¡cuantos grandes toreros salieron de ellos! La que embiste vale y si no, puerta. Eran reses de media sangre, algunas, de tres cuarto, fueron las mejores.
Carlos Barrera

La experiencia en sí fue inmejorable. Como aficionados pudimos discernir y adivinar que era de madre y que era de padre lo que cada animal llevaba y como luchaba con sus genes y las dudas y certezas que nos manifestaban. Todos dimos un salto cualitativo y cuantitativo en nuestro toreo. Toreamos y bastante. Pero hubo matices y teclas que como aficionado, nos hicieron pensar y queremos compartir con el resto de amigos que nos leen.

 Francis

De salida todo el ganado fue extremadamente complicado. De ahí el valor con la capa de todo lo que hizo especialmente nuestro “Magnifico” Jose Luis, y el valor y la capacidad de Francis y Antonio Domínguez. Errores en los principios imposibilitaban al animal para la lidia, el desengañarlos, el consentirlo, el hacerlos pasar, era fundamental para que pudieran embestir. Evitar su emplazamiento en los medios de salida, poderles y evitar que pararan se hacía necesario, todo sin recortes ni brusquedades, pero buscándoles siempre la cara y anteponiéndote a sus reacciones, los fallos no eran corregibles. Todo fácil en lo teórico pero, aparecen muchos matices a la hora de llevarlo a cabo. De entrada los animales no te daban nada.

Juan Bonachera

Con la muleta, me tocó a mí abrirles camino a tres de los dos que mejor se comportaron con el tercero ya estuve fuera de combate, no llegué. Uno fue excepcional y muy serio en sus embestidas. Las teclas eran las mismas, que con el capote, quizás más acentuado el estudio y designación de los terrenos, pues ya el animal más parado te dejaba proponer. Lo fundamental fue consentirlo a su altura, que no tocara la muleta que siempre la tubo puesta y no obligarle hasta que el se atemperó y quiso tomarla por bajo, ya más despacio y entregado. Pero a pesar de ser los mejores, nunca se rebozaron en las embestidas, el disfrute, que enseguida me fluye y que yo lo experimento en el medio pase para atrás, y poder enganchar el siguiente me lo privaron, no era un toreo donde abandonarse, donde dejarse crujir, había que estar con el ojo abierto pues se pararía donde el quería no terminaba el muletazo, y menos con codicia. Fue tantas veces como se le llamó, pero no se rompía y tampoco nos entregamos en esas embestidas. Faltaba algo, pero ese algo te hacia estar muy avizor, y tocar constantemente, no quitarle nunca la muleta, porque nunca estuvieron sometidos, realmente, yo creo que por no entregarse.

Paco Gallardo

Otros eludían la pelea, medían, escarbaban y reculaban, nosotros haciendo tripas corazón proponíamos el toreo, y tragábamos. Pienso que todos nos dieron muchas tablas, muchos resortes necesarios y nos aportó conocimiento, especialmente los porqués, a unas cosas a unos y otras a otros.

 Jose Luis Magnífico

Pero pienso que ese camino no es el camino del toreo. Hoy no vale estar aseado y dispuesto y sacar lo que no tiene un animal, por muy meritorio que ello sea. Es necesario no defenderse para torear, al menos pienso yo eso, ¿no se lo que opinan ustedes?, y si me gustaría contrastar estas ideas que  nos enriquecerán a todos. Torear es de entrada, a la mínima franqueza y haberlo visto el primero pues es el que torea, el  que de mano más cerca está, entregarse y sentir el toreo, y hasta sorprender de haberlo visto pronto, lo de emplear tanta técnica o aprenderla es necesario porque aquello hay que engañarlo para torear, o para estar por allí y que puedas regresar, pero como recurso, no como fin, el toreo necesita de la bravura, si no es un imposible.

Pepe Blasco

Comentábamos entre nosotros al felicitarnos al haberle sacado ciertas series o templar sus acometidas, frases en las que se acepta la felicitación, el elogio del compañero,  pero se argumentaba –que no me he sentido- o –no he podido componer-, así, literalmente, a pesar de estar orgulloso de lo que se hacía, y del trabajo que nos costaba.

 Oscar López

Hoy hay encastes de los que se dice "que no son tontos, que es difícil engañarlos", pienso que si hay que engañar, mentirle al toro para que embista, no para que no te coga, visto lo de ayer, ese toro no es bravo y la lidia busca que parezca lo que no es. A la bravura, está claro se le lidia para poderla torear y con el alma.